La fiesta de Reyes en el asilo, con las voluntarias que rezaron con las abuelas y las llenaron de brillos llenos de bendiciones de Dios y pequeños regalitos para cada una.
[...] Los hombres de Oriente fueron a adorar y fueron al lugar propio de un rey: el Palacio, un lugar de culto al poder a la apariencia y a la superioridad, y aseveró que ahí comenzó la osadía más difícil y complicada, descubrir que lo que ellos buscaban no estaba en el palacio sino que se encontraba en otro lugar existencial. Descubrieron que “Dios ha querido nacer allí donde no lo esperamos, donde quizá no lo queremos. O donde tantas veces lo negamos. Descubrir que en la mirada de Dios hay espacio para los heridos, los cansados, los maltratados y abandonados: que su fuerza y su poder se llama misericordia.[...]Los magos pudieron adorar porque se animaron a caminar y postrándose ante el pequeño, postrándose ante el pobre, postrándose ante el indefenso, postrándose ante el extraño y desconocido Niño de Belén descubrieron la Gloria de Dios”[...]
http://es.radiovaticana.va/news/2017/01/06/lograron_ver_lo_que_el_cielo_mostraba_abiertos_a_la_novedad/1283897
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